Via Verde de la Jara en Bicicleta

Escrito por Patxi Ortiz.

Saliendo de Calera y Chozas

Salimos desde el pueblo de Calera y Chozas que debe su fundación a la explotación de unas minas de cal. En el año 1400 casi todos los vecinos eran trabajadores de dichas minas de las que se extraía la cal para la construcción de la Colegiata de Talavera de la Reina. En 1808 fue saqueada la población por el General francés Duque de Bellune. Se agruparon los habitantes con los de otro pueblo denominado Chozas, de ahí su nombre.
En la actualidad es facil encontrar por sus calles ciclistas madrileños o de Talavera ya que es punto inicial y final de la Via Verde, lugar de confluencia de aficionados al mundo del pedal. El día es estupendo para la práctica de este noble deporte. Salimos por la carretera dirección Alcaudete de la Jara, la tranquilidad reinante, el poco tránsito de coches y la ebullición de la primavera en el campo son los protagonistas de nuestra salida.

A poco de partir pasaremos por encima de la Via Verde de la Jara que será la que tomaremos el segundo día en el trayecto de vuelta, ahora continuaremos pedaleando en dirección al mayor río de la península ibérica, el Tajo, tras su paso por Aranjuez y Talavera camino de tierras lusas donde desemboca. Su gran caudal llama nuestra atención.

El campo esta espectacular. Las copiosas lluvias invernales han permitido el crecimiento desmedido de la vegetación de la zona. Mires por donde mires la naturaleza brota en todo su esplendor. Olivos, encinas con grandes brotes florecientes, cereales y flores dominan el territorio e inundan nuestro sentido del olfato que a cada paso va cambiando y adquiriendo nuevos y sorprendentes matices.

Sin darnos cuenta llegamos al Embalse de Azután, uno de los grandes embalses de la provincia de Toledo. Construido en el año 1969 su principal función son los riegos y la energía. Da gusto ver un embalse con su capacidad prácticamente cubierta mientras que riachuelos y arroyos siguen aportando caudal. El calor aprieta y la temperatura asciende a niveles veraniegos. Sobrepasamos los 30 grados. Son las primeras altas temperaturas del año que a duras penas somos capaces de soportar. Se acerca la hora de comer y Alcaudete de la Jara queda ya muy próximo, no lo dudamos ni un instante, lo mejor va a ser tomarse unas cañas en el pueblo. ¿Que mejor para combatir el calor?

Tomarte unas cañas en plena ruta es una gozada, sobre todo con la calorina que veniamos soportando. Enfrentarte a fuertes desniveles de pistas polvorientas después de las "cañitas" es un infierno. Eso es lo que os tocará si haceis lo mismo que nosotros. Saliendo del pueblo se acabó la carretera. Se hace ya por pistas que se adentran en el monte. Y ahora toca remontar la loma de la montaña que queda justo de frente desde donde se puede divisar el pueblo desde lo alto.

Alcaudete de la Jara

Una vez en la parte alta nos empezaremos a adentrar por los montes, esta es una de las partes más atractivas de la ruta. Lomas y plataformas escalonadas de moderado desnivel con altitudes medias en torno a los 500 mts. La vegetación del entorno es característica del monte mediterraneo. Predominan los olivares que cubren las laderas de las lomas. También son habituales las encinas, enebros y matorral de monte bajo formado principalmente por jaras y retamas. Delante de nosotros se van apareciendo pequeñas charcas, lagunas y prados tamizados por flores de colores muy diversos.

Continuamos en dirección las Lagunas de Paniagua, hermoso lugar situado en una raña de suelo arcilloso. Utilizadas para el regadio de los cultivos de la zona. Extensas charcas con gran proliferación de fauna y flora acuática que embellecen la vista a los pies de la montaña toledana.

Lagunas de Paniagua

Desde las lagunas, situadas cerca de La Fresneda queda por subir todo un collado camino del siguiente pueblo, Buenasbodas. Va a ser la parte mas dura de la ruta, rampas por encima del 9% en muchos puntos, piedra suelta, polvo, sol y las alforjas bien llenas. Todos los componentes necesarios para que las articulaciones se resientan en este inicio de temporada. Van a ser algo mas de 2 kms que nos hacen emplearnos a fondo.

Una vez que hemos llegado a la parte alta del collado solo queda dejarse caer y descender. ¡Ojo! aquí comienza el punto más conflictivo de la ruta. En pleno descenso de la pista hacia el pueblo de Buenasbodas, que se puede ver a lo lejos, aparece un cartel indicativo en el que nos señala que para ir a La Nava de Ricomalillo se puede seguir por otra pista que sale a la derecha y que por el monte te lleva hasta dicho pueblo. Pues bien, no tomeis esa alternativa, continuar recto para salir a la carretera y llegar a Buenasbodas por la comarcal CM-4171 siguiendo dicha comarcal hasta llegar a La Nava de Ricomalillo.

Pista camino de Buenasbodas, que se ve al fondo

Para los mas curiosos, deciros que nosotros sí que tomamos esa alternativa, es decir, nos pareció mas atractivo llegar al siguiente pueblo por el monte y no por la carretera. Nuestra sorpresa fue mayúscula cuando la pista se adentraba directamente en una finca recientemente vallada y en la que estaban terminando de hacer lo que parecía una caseta de control justo en la entrada. La puerta estaba abierta así que como otras veces que se encuentran puertas abiertas en el monte, y a sabiendas de que seguiamos un trazado marcado dentro de la Red de Rutas y Senderos de La Jara no le dimos mayor importancia y continuamos avanzando. Pues bien, este trayecto recogido dentro del proyecto "Rutas y Senderos de Talavera, Sierra de San Vicente y La Jara" quedaba totalmente cerrado al paso una vez que descendimos hasta la parte baja de lo que resultó ser una propiedad privada, increible pero cierto, nos habiamos quedado encerrados. No entraré en dar detalles de cómo conseguimos salir del atolladero, la cuestión es que lo hicimos y llegamos a La Nava de Ricomalillo para cenar y pernoctar.

Via verde de la JaraPese a que en la búsqueda que habíamos hecho por internet dudábamos de que hubiera algún restaurante para poder cenar, lo cierto es que alternativas gastronómicas y de servicios había, y muchas. Este hecho es claro ejemplo de la poca promoción turística de la zona. Hoy en día si no se cuida la alternativa de promoción turística por internet no se esta alcanzando el verdadero potencial al que se puede llegar.

Otra de las cuestiones dignas de mención son las grandes dificultades para hacer vivac por tierras toledanas. Todo esta vallado. Todo es propiedad privada. Un compañero nuestro ya nos avisó; "yo por Toledo siempre termino durmiendo por las cunetas, hay muy pocas alternativas".

No dormimos en la cuneta de la carretera, pero poco faltó.

Via Verde de la Jara

Al día siguiente, después de desperezarnos y recoger sacos y colchones neumáticos tocaba desayunar para coger fuerzas. Solo quedaba tomar una pista de tierra a la salida del pueblo en la carretera que va dirección El Campillo de la Jara e ir al encuentro de la Via Verde propiamente dicha. De nuevo el campo nos recibía con todas sus excelencias. En poco más de 2 kms conectabamos con la Via Verde a la altura del km 30,3 (Estación La Nava-Fuentes).

Poco más adelante pasabamos por la estación abandonada que transmitía unas sensaciones un tanto extrañas. Hay que recordar que como reza en la propia presentación de la Via Verde: "Hay ocasiones en las que un ferrocarril nace muerto. Este es el caso del que se diseñó para unir la toledana Talavera de la Reina con las Vegas Altas del Guadiana en Extremadura. Un recorrido extremadamente difícil, unido a las ingentes obras de ingeniería, que exigía la tortuosa orografía de la región, provocaron que se diera carpetazo al proyecto".

A partir de este punto y hasta el final de la Vía, allá por Calera y Chozas, va a ser un trazado muy cómodo para una bicicleta. Rectas y pocos, muy pocos desniveles, simplemente se trata de rodar y disfrutar de las vistas de ambos lados de la calzada. De vez en cuando algún que otro tunel de poca distancia se abrirá paso por el terreno.

Como atractivos en este sector del trayecto destacamos la imponente presencia del Tajo, una ancha lámina de aguas que se encaja entre las abruptas laderas del cerrado valle y poco más adelante nuevas vistas del pantano de Azután.

Antes de terminar la ruta pasamos por el último pueblo, Aldeanueva de Barbarroya. Su paisaje se encuentra condicionado por su situación, comprendida entre los ríos Tajo y Huso por un lado y los Montes de Toledo al otro extremo, dando como resultado un área de fuertes contrastes en el relieve. Por estas tierras es muy común la afición de la recolección del espárrago silvestre. En mas de una ocasión nos cruzamos con gentes que se afanaban por conseguir este manjar del campo. Se pueden encontrar dos especies cuyos brotes o tallos jóvenes son muy apreciados y buscados sobre todo en la temprana primavera para su uso en cocina tradicional, consumidos en tortillas, sopas, ensaladas, etc. No dudamos en hacernos una foto en la fachada de la iglesia del pueblo como despedida. Desde aquí hasta Calera y Chozas hay solo un paso.

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