Los pinares de Villavieja del Lozoya y el Puerto de Linera (1.834 mts)
Mapa e información GPS en wikiloc
Fotos de la ruta en panoramio
De nuevo en el Valle del Lozoya, en plena Sierra Norte de Madrid, uno de los lugares favoritos de alucherosdelpedal. Ruta catalogada como de dificultad alta teniendo en cuenta tanto sus 56 kms de longitud, como el desnivel acumulado subiendo, 1.200 mts, y los fuertes desniveles del ascenso hasta el Puerto de Linera (1.834 mts). Transitaremos por la famosa "Pista Horizontal" que recorre todos estos montes desde el Puerto de Somosierra hasta el de Navafría.
La ruta se inicia en el pueblo de Gargantilla del Lozoya situado a una altura de 1134 metros sobre el nivel del mar, en el margen izquierdo del Río Lozoya. Su orografía es accidentada y se fundó poco tiempo después de Garganta de los Montes por vecinos que huían de una epidemia mortífera o de pagar los impuestos. Anteriormente existía en este término otro pueblo hoy desaparecido llamado Santiago del que solo queda como testimonio una ermita que únicamente conserva algunas paredes de ladrillo junto con su espadaña.
Rápidamente cogeremos una pista que nos conducirá al siguiente pueblo, Pinilla de Buitrago, pero antes pasaremos por el inicio de "La Senda de la Abeja", una actividad Apituristica (turismo apícola) que se desarrolla en un formato de senda local y temática, y que pretende poner en valor la apicultura como actividad rural tradicional y promocionar sus beneficios en pro de la biodiversidad y sostenibilidad en el medio ambiente y rural.
Llegamos a Pinilla de Buitrago, este pueblo serrano tiene sus orígenes en pastores del Antiguo Señorío de Buitrago, (quizás árabes) que fueron creando pequeños núcleos de viviendas de piedra y madera para pasar las frías noches de invierno cuando llegaba la noche.
De Pinilla hasta Villavieja del Lozoya que como patrimonio nos ofrece la posibilidad de visitar el lavadero antiguo, que queda justo en la entrada al pueblo por la pista por la que vamos circulando, y la fragua, lugar donde antiguamente arreglaban las herraduras a los caballos o donde reparaban los utensilios del campo.
A partir de Villavieja comienzan los desniveles, se acabó el paseo. A poco de salir por la carretera tomaremos una via pecuaria que sale a mano derecha y que enfila en dirección a lo que se conocen como los montes de Villavieja, es decir toda la franja montañosa que queda hasta la pista horizontal.
Los desniveles son bastante llevaderos hasta el depósito de aguas de Villavieja situado en la ladera de la montaña, a poco de empezar a subir.
Como se puede apreciar en la fotografía hay una pista que sale a la izquierda, nos llevaría al pueblo de San Mamés y su famosa Chorrera. Nosotros continuamos en linea recta, atravesaremos las vias del ferrocarril. Delante empezamos a vislumbrar el tupído bosque de pinos al que nos enfrentaremos, y digo; nos enfrentaremos, porque los desniveles y los porcentajes irán subiendo poco a poco llegando a zonas realmente duras y complicadas. Antes de adentrarme en los pinares se despliega delante de mí un inmenso cortafuegos que me va a servir de referencia a lo largo de la ascensión. La vista es espectacular. Divide al monte en dos partes gracias al profundo corte de las máquinas de los forestales. La foto es sugerente.
Por fin, me adentro en lo más profundo de los pinares. El silencio solo se rompe por el canto de algún pájaro. El sol se despliega y la temperatura sube. Ahora el pinar es mi aliado, me protege de los rayos directos del sol. Los pinos se agolpan creando un tupido revestimiento en la montaña. La rampas se van haciendo cada vez mas duras, los porcentajes de desnivel aumentan sobrepasando el 10% de pendiente. Pese al calor, las últimas lluvias han dejado en suelo con mucha agua. Las ruedas de mi bicicleta se pegan al terreno aumentando la dificultad de la subida. Dentro del pinar calor, humedad, barro y mucho encanto para los que nos gusta la btt.
Continuo subiendo, serpenteando entre los pinares. Tomo alguna curva pronunciada y mi sorpresa es mayúscula cuando de nuevo vuelvo a toparme con el cortafuegos que ví abajo, antes de adentrarme en los pinares. Las vistas son espectaculares desde esta nueva perspectiva. Estoy en pleno cortafuegos en mitad de la montaña. Primero fotografío hacia abajo.
La longitud y anchura del cortafuegos adquiere una nueva dimensión estando dentro. Fotografío también hacia arriba (foto inferior).
Sigo dando pedales, esto no ha terminado ni mucho menos, a medida que asciendo la pendiente es mayor. Parece que la pista se termina pero gira a la derecha y pasa a la otra vertiende salvando riachuelos que se producen por la caida y recogida del agua que discurre por la montaña. Mi GPS marca ya 1600 mts y sigo subiendo. Comienzan a aparecer curvas de herradura. Me empiezan a entrar ganas de comer, y eso encima de la bicicleta es sagrado, es un signo demasiado evidente de que tengo que parar para reponer fuerzas, de no ser así corro el riesgo de exprimirme demasiado obsesionado con conectar con la horizontal y pagarlo caro. La bicicleta no perdona.
En un claro de pinos se conforma un improvisado mirador estupendo para llevarme algo a la boca y disfrutar de las vistas que quedan delante de mi. Sin demorarme mucho continuo el ascenso. Voy de un lado a otro de la ladera girando y remontando, llega un momento en que de no ser por el GPS no sabría decir donde estoy situado.
Después de aproximadamente hora y media de "pelear" por los pinares consigo conectar con la Pista Horizontal, una pista que me trae muy buenos recuerdos. Hace unos años nos hicimos una ruta, todo un clásico, en la que atravesamos toda la horizontal, desde Somosierra hasta Navafría.
Transitar por la horizontal es una gozada. Discurre por lo mas alto del cordal de la cadena montañosa a modo de balcon y ofrece las mejores vistas posibles de todo el Valle de Lozoya por un lado, y si te asomas al otro, toda la parte segoviana. Además, no es una pista incómoda, todo lo contrario, se puede transitar por ella con planto mediano y un piñón intermedio rodando a un ritmo que permite avanzar con diligencia. Rápidamente llego a la altura del Puerto de Linera. Dejo la bici en la horizontal y voy andando para asomarme al lado segoviano, una pasada.
Puedo ver nitidamente los pueblos de la vertiente segoviana. Delante de mi, Gallegos. Estoy a la altura del Puerto de Linera a 1.834 mts.
Me fijo y me doy cuenta de que es posible descender hasta Gallegos por la pista que lleva al Puerto, seguramente antiguamente era el paso natural para pasar desde Segovia a Madrid por esta parte de la montaña.
Sigo avanzando y todavía a estas alturas del año tropiezo con algún que otro nevero. No dudo en sacarme una foto, me hace ilusión ver nieve.
La horizontal no tiene grandes desniveles, hace honor a su nombre en eso de ser horizontal. De vez en cuando alguna rampa intercalada con algún descenso pero por lo general mas bien llana aunque estemos a 1.800 mts. Noto el cambio de temperatura y me tengo que abrigar, incluso siento frío en las manos. ¿Y pensar que subiendo por los pinares me estaba achicharrando? Empiezo a reconocer los pantanos de Riosequillo y de Pinilla, los pueblos. Reconozco desde lo alto Villavieja, Pinilla y debajo de mi, Navarredonda y San Mamés.
San Mamés es el pueblo con el que debo conectar desde la horizontal, así que no hay otra, debo descender. Empiezo a hacer una búsqueda de pistas en el GPS que me ofrezca la mejor alternativa. Sin darme cuenta poco mas abajo de los pinos discurre otra pista, no lo dudo ni un momento, es la que estoy buscando. Cruzo directamente por el pinar hasta conectar. Ahora toca descender. Descender hasta que te duelan los dedos de frenar. Termino empalmando con la pista de la Chorrera de San Mames. La conozco bien, ya he hecho otra ruta por estos lares.
Estoy practicamente abajo, ya veo el Embalse de Riosequillo casi a mi altura. Solo me queda bajar al pueblo y cerrar la ruta circular.